Todo en ti es principio, inauguración, génesis.
Tejido que se arma para la conmoción de la vida
sílaba resonando en la cavidad originaria
Envés de la tiniebla con la que otros vamos trajinando.
Tu cuerpo cobra forma,
trepa árboles de nervios
Gato, lisura, tajo, simiente, voracidad, amante.
Al filo del temblor, va la costura en ciernes.
Esa sensación de novedad que me sostiene
cuando todo lo demás ha caducado.
Allí naces, en la vastedad de la página.
Allí te retuerces, tenaz, voluntariosa
El ánimo de quien germina para desafiar presagios,
la muerte infantil de las musas,
el cansancio, esta oscilación que nos estira y aplasta.
No hay dolor que no sirva para fundarte.
No hay sal ni nostalgia que te resulte poca, indiferente.
Eres Pantagruel cuando hace falta
amo y esclavo de su hambre
humo y pesadez, a un tiempo
el latido del colibrí que agoniza de espanto.
Todo lo contienes.
He allí la bondad de la promesa
Lo inacabado
lo que aspira a ser mejor,
aunque al final nunca pueda.
Afirmación constante de lo que somos
Predadores lenguaraces
humanidad que se desdice incesante
Que caza y se corteja, que se descuartiza en bellos rituales
En pos de una oración que le sirva
para nombrar lo innombrable.