Reviso tus saldos
Liquidez invaluable de los días.
Redescubro en ellos tus alientos
uno a uno,
forjados en el acero de tu lengua precisa.
Acudo a este reguero de memorias
que dibuja tu voz, intransferible,
tu espíritu flotando cerca del mío
íncubo desprovisto de crueldad,
desprovisto de alas.
Asisto al nacimiento de los hijos de tus manos
la salvedad de tu última sonrisa
anuncio de nuevos soles en Andrómeda.
A veces eres la semejanza imposible
el espejo.
Reconozco allí la limpia percusión,
el dictamen del pulso
uno a uno, el pacto de diez titanes
tu voz redonda y fecunda
equilibrio fractal del pensamiento
la palabra tan pulcra desdiciendo la sequía
la llave hacia el caos
la sentencia del orden
que no puedes posponer.
Única clave.
Jamás desatino
aunque no queden tersuras para probarlo.